Los derechos de propiedad intelectual pueden ser comercializados, lo que los hace especialmente relevantes para el sector turístico. Pueden ser incorporados en la estrategia de promoción o marketing de cualquier bien, servicio, actividad, producto o destino.
Por ejemplo, un logotipo creado y protegido por un destino turístico es un derecho de propiedad intelectual único para ese destino. El logotipo puede ser utilizado exclusivamente por su propietario en una campaña de video promocional o puede ser intercambiado a través de un acuerdo de licencia con terceros. Estos terceros podrían luego usarlo para productos promocionales y recuerdos, como tazas y camisetas, generando así ingresos para el destino turístico.